Ayer tuve que coger el transporte público por primera vez en Miami. Fue una experiencia bastante ingrata, pues en mi mente no cabe que un país tan desarrollado como Estados Unidos, tenga un trasporte público tan deficiente.
El día anterior a tomar el autobús, revisé la ruta, los horarios y el trayecto que iba a hacer para no extraviarme y hacer recorridos por las calles de Miami sin ton ni son. Google maps me dio un informe detallado de todo lo que tenía que hacer y lo que tardaría en el trayecto: 1 hora y 2 minutos, en un trayecto que en coche se hace en 25 minutos. "Bueno, no es tanto", pensé. Para los pocos autobuses que hay, podría haber sido peor.
Al final llegó el momento. Yo había salido de mi gestión a las 9:55am. Según mis cálculos, el próximo autobús salía a las 10:35am de la parada, así que me dirijo tranquilamente a esperar el bus en la parada. El precio del trayecto son 2,25$ y tengo que coger 2 autobuses para llegar a casa. Allí le pregunto a las señoras que esperaban, si con el mismo ticket puedo coger los dos autobuses y me contestan que no: he de pagar dos veces. Por casualidad pregunto también si aceptan billetes de 5$ y resulta que no: se ha de pagar el importe exacto.
A las 10:55am (20 minutos después de la hora establecida), cuando ya el calor bajo "la parada de autobús" desprotegida y a la interperie era insoportable, apareció el primer autobús. En todo ese rato me había enterado de la vida de casi todas las señoras que esperaban allí conmigo. Lo que hacían, donde trabajaban, donde vivían y hasta dónde compraron las últimas gafas. ¿Qué va a hacer uno sino, tanto rato esperando? Lo mejor es confraternizar y hacer amigos.
Una parada de autobús |
El dinero del autobús se pone en una maquinita que acepta billetes y monedas pero no
da cambio. Cuando terminas de poner el dinero, suena un pitido que le
indica al conductor que ya has pagado. Yo me quedé como una tonta
esperando el papelito (el ticket como el que te dan en España después de
pagar) hasta que el conductor me apremió a pasar a la parte trasera del
autobús y dejar de entorpecer la larga cola que se había formado. Aquí
no te dan ningún papel.
Una vez en el bus, me siento y casi me quedo congelada. El aire acondicionado está a tope, debe ser para que te repongas del calor que pasaste en la parada, claro. Eso pasa mucho en Miami: calor en las calles, aire acondicionado a tope en cualquier sitio. Es normal que a uno le den resfriados significativos en esta ciudad.
El camino transcurre con normalidad, mientras me voy fijando en las calles para no pasarme de la siguiente parada. Cuando llego, pulso el timbre de parada y me bajo del autobús. Ahora tengo que buscar un lugar para cambiar el billete de 5 dólares y poder pagar el siguiente autobús con el importe exacto. Luego me dirijo a la siguiente parada, como no, situada a pleno sol y allí espero otros 25 minutos para el siguiente autobús.
En total, un trayecto de 25 minutos en coche, me costó dos horas en autobús, sin duda, eso hace que se te quiten las ganas de coger el transporte público en Miami, pero como dicen algunos: "es lo que hay" por el momento.
Pueden transportar hasta 2 bicis delante |
Algo positivo que tengo que decir sobre los autobuses, es que en la parte delantera poseen unas barras para transportar hasta 2 bicicletas. Si vas en bici, puedes colocarla allí y hacer tu trayecto en el bus. Lo que no sé es si se paga algo aparte por este servicio. Si alguien lo sabe, que nos lo comente. ¡Hasta la próxima!
1 comentarios :
El viaje, por lo visto, fué un caos, pero me he divertido como una mona leyendo la narrativa.....!
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