Cuando uno llega a Miami, la primera
sensación al salir a la calle es la de bochorno, humedad y un calor
que enseguida te impregna los sentidos. Nosotros vinimos en agosto,
el mes más caluroso y la verdad es que al principio cuesta un poco
acostumbrarse al nuevo clima, pero poco a poco el cuerpo se va
adaptando a esas nuevas sensaciones.
En Miami todo el mundo tiene el aire
acondicionado en las casas y lo ponen todo el día. La electricidad
es muy barata y la gente no se preocupa por la factura de la luz. Lo
importante es estar fresquito y lo demás no importa. Casi todos los
vehículos tienen el aire acondicionado puesto; es difícil ver a la
gente paseando (excepto por Miami Beach, que es más habitual) o
caminando para llegar a algún sitio, ya que este calor hace que
llegues sudando a cualquier sitio.
Sin embargo, lo que más me chocó es
la temperatura que tienen en las tiendas, lugares públicos y
oficinas. Cuando entras en uno de estos lugares, te congelas. Tienen
al aire a una temperatura desorbitada y cuando sales de nuevo a la
calle, el calor te golpea en la cara de nuevo. Supongo que la gente
ya está acostumbrada a estos cambios de temperatura tan bruscos,
pero a mi la verdad, no me gustan nada.
2 comentarios :
tengo 4 anios aca y todavia no me acostumbro a ese cambio tan brusco
Es cierto, uno nunca se acostumbra a esas diferencias... Un saludo!
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